Manzanares arropó a Luis Eduardo Molina en su primera misa

Manzanares arropó a Luis Eduardo Molina en su primera misa

La Parroquia de Alta Gracia acogió el domingo la celebración de la primera misa oficiada por el manzanareño Luis Eduardo Molina. El nuevo sacerdote estuvo acompañado de varios curas en la Eucaristía y de alrededor de 600 manzanareños que llenaron el templo. El momento más emotivo estuvo protagonizado por su madre que agradeció a Dios su vocación.

Sociedad
03-11-2005

Luis Eduardo Molina Valverde estuvo acompañado de sacerdotes de diferentes localidades de la provincia, del Opus Dei, y jóvenes, como el manzanareño Miguel, que cursa sus estudios en el Seminario de Ciudad Real, además de los de la localidad, Don Jerónimo, Don Lorenzo Navarro, Don José Berlanga y Don Jesús Palop, en el inicio de su vida sacerdotal.

La Parroquia de Alta Gracia acogió el domingo 30 de octubre , a las doce y media de la mañana, alrededor de 600 personas que quisieron acompañar al joven en este "gran día". Los primeros asientos estuvieron ocupados por su numerosa familia, sus padres, José Luis y Lola y sus tres hermanos, además de sus sobrinas, primos y tíos que participaron activamente en las ofrendas y en las peticiones. Uno de los momentos más emocionantes fue cuando su madre, al final de la celebración, dio las gracias por el feliz acontecimiento. "Fue el agradecimiento de una familia a Dios".

El joven se mostró muy contento por la compañía que le hizo el pueblo de Manzanares en su primera celebración como sacerdote. Señaló que sus habitantes han demostrado siempre su cariño y su apoyo en su proceso vocacional.

La celebración resultó muy emotiva para Molina Valverde. Éste dijo que para él la ordenación es un don muy grande. "Yo un poco lo comparo como cuando a alguien le toca la lotería. Es un proceso de muchos años. Ha sido una formación lenta, progresiva, con alzas y bajas y momentos tristes y alegres. En fin, viene a culminar un proceso elaborado".

En su homilía hablo de la importancia que hoy en día se le dan a los títulos académicos dejando de lado otros más humanos como la paternidad y la maternidad, que se están perdiendo.

Por otro lado, el sacramento de la ordenación tuvo lugar, el sábado 29 de octubre, en la Catedral de Ciudad Real de la mano del Obispo de la Diócesis, Antonio Algora, quien en su homilía habló de manera cercana y familiar de lo que supone ser sacerdote, dedicarse a una comunidad y entregar la vida por ella. "No es algo para apropiarse sino es un servicio. No es una dignidad de privilegio ya que supone estar por y para la gente, sobre todo, con los más necesitados y débiles".

Luis Eduardo Molina ha realizado sus estudios teológicos durante 16 años en los seminarios de Ciudad Real y Madrid. Ahora ejercerá su sacerdocio en las Parroquias de Alcoba de los Montes, Fontanarejo y Santa Quiteria y una pequeña aldea de sesenta habitantes llamada Alcornocal.

Obediencia a Dios, al Obispo de Ciudad Real y, sobre todo, a la gente con la que trabaja son sus compromisos como nuevo sacerdote. "Se trata de ceder ante ello para dejarme hacer", apuntó.