Los más pequeños fueron los protagonistas en la jornada del domingo en el Festival de Lazarillo

Los más pequeños fueron los protagonistas en la jornada del domingo en el Festival de Lazarillo

El domingo 20 de agosto numerosos manzanareños se reunieron en los alrededores del Gran Teatro para presenciar el espectáculo “Musicóloco”. Posteriormente, el Festival de Lazarillo ofreció una obra de teatro familiar, “Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar”, que divirtió al público congregado en el Gran Teatro.

Cultura
22-08-2006

La compañía madrileña “Fumanartist” participó en el Festival Internacional de Teatro Contemporáneo “Lazarillo” con el espectáculo de calle “Musicóloco”. Fuman, equilibrista, malabarista, acróbata, acompañado de un peculiar y divertido artefacto musical, consiguió que los más pequeños, que se congregaron en las inmediaciones de la fachada del Gran Teatro, se divirtiesen con las excentricidades que realizaba. Fuman es un clown investigador que encuentra en cada espectáculo su estilo personal y único a través de trucos musicales e increíbles dosis de humor que no fueron del agrado de todos los asistentes.

Tras el espectáculo de calle, gran parte de los allí presentes se trasladaron al interior del Gran Teatro para ver la obra de teatro familiar prevista para las 22.00 horas pero que se inició con varios minutos de retraso. “Historia de una gaviota y del que gato que le enseñó a volar” de Luis Sepúlveda es una función recomendada para todo tipo de públicos, muy pedagógica en la que se fomentan valores como la protección del medio ambiente y se incentiva la lectura. Con un tercio del aforo, el Gran Teatro sólo resplandecía por el alboroto y las carcajadas de los más pequeños.

La historia cuenta como una gaviota es atrapada por una marea negra. Antes de morir, utiliza sus últimas fuerzas para poner un huevo en presencia de un gato al que consigue comprometer para que cuide de su cría y le enseñe a volar. Los personajes son títeres elaborados con espuma y alambre lo que les permite tener mucha flexibilidad y son manipulados por cuatro actores y marionetistas que consiguen movimientos y gestos muy reales. El único humano que aparece en la obra es el músico Alfredo Maya que con su bandoneón interpreta tangos mediante los que separa las distintas partes de la representación.

Hasta el 31 de agosto el Festival de Lazarillo continuará con sus distintos espectáculos. Todavía hay tiempo para poder asistir y ver teatro contemporáneo diferente al ofrecido durante los primeros días y, de este modo, que los títeres pasen a un papel secundario.