– Población, encomienda, territorio: Manzanares a finales del siglo XV

Clara ALMAGRO VIDAL

Mojón

Fuente: Internet – http://revistas.ucm.es/index.php/ELEM/article/view/ELEM0808110123A/21312

RESUMEN

Aproximación a la evolución de Manzanares a partir de nuevos documentos localizados en el Archivo de la Chancillería de Granada referentes a la delimitación de su término en el siglo XV. Se plantean diversas reflexiones sobre el origen de la población, la formación de su territorio y la relación de ambas con la encomienda calatrava que en ella se instituyó.

Palabras clave: Orden de Calatrava, territorio, castillo de Manzanares, encomienda.

La localidad con ese nombre a la que aquí se hace referencia es una población de tamaño mediano ubicada en el sector oriental de la actual provincia de Ciudad Real. Enclavada a orillas del río Azuer, desde mediados del siglo XIII quedó en la franja limítrofe entre las órdenes de Calatrava, a la que pertenecía, y la de Santiago. A lo largo de los siglos bajomedievales, y posteriormente en época moderna, este núcleo experimentó un crecimiento nada desdeñable, hasta convertirse en uno de los centros nodales de la referida provincia ciudadrealeña.

Sin embargo, y a pesar de las aproximaciones que hasta el momento se han llevado a cabo sobre la evolución de este espacio en época medieval, todavía hay múltiples lagunas y dudas sobre su evolución histórica. Las mismas se ponen de manifiesto con referencia al proceso de creación, conformación y consolidación experimentado por este enclave como población, como unidad de encomienda y como centro territorial en los siglos medievales, tres aspectos que son sobre los que aquí se va a tratar, aunque sea parcialmente.

La principal razón detrás de estas incertidumbres se puede achacar, probablemente, a la escasa información documental que al respecto nos ha llegado. Aparte de media docena de menciones directas a la población en la documentación medieval de la Orden y las notas proporcionadas por las Relaciones de Felipe II y otros textos posteriores, los testimonios que al respecto se conocían hasta hace poco eran relativamente parcos y escasos. Sin embargo, la exploración de nuevos fondos ha dado como resultado la incorporación a esta lista de una serie de documentos inéditos que aportan cierta luz sobre la zona, permiten plantear algunas aproximaciones al tema y, sobre todo, posibilitan una mayor precisión sobre las dinámicas que rigieron su trayectoria durante la etapa medieval.

El objetivo del presente trabajo es presentar nuevos datos que han salido a la luz y, desde ellos, apuntar algunas reflexiones sobre este espacio, insuficientemente conocido hasta el momento, y sus implicaciones en el conjunto territorial calatravo.

No se pretende, ni mucho menos, intentar rehacer una historia de esta población ya que tal empeño se encuentra lejos de mis ambiciones y capacidades, sino aportar nuevas hipótesis sobre determinados aspectos de la misma.

Al hablar de la mencionada trayectoria de Manzanares, se debe tener en consideración que está constituida por tres elementos que, aunque se trate de tres facetas de una misma realidad, deben ser tratados de forma independiente para comprender su evolución. Así, por un lado, tenemos la instalación y configuración del núcleo de población; por otro, la constitución de la encomienda, creada a finales del siglo XIII; y, por último, el espacio que se controlaba jurisdiccionalmente desde los dos, y en el que se asentaban. Son los tres puntos de análisis reflejados en el título de este trabajo.

El estudio por separado de los mismos, y de sus interrelaciones, permite tener una perspectiva más clara de lo que sucedió con Manzanares durante la Edad Media.

CASTILLO, POBLAMIENTO Y CONFORMACIÓN DEL NÚCLEO

Delimitación de territorios entre las órdenes de Calatrava y Santiago, construcción de un castillo como nuevo centro de dominio, agrupación de población civil en torno a este edificio castral, creación de la encomienda y consolidación del lugar de poblamiento.

Tales podrían considerarse, en pocas palabras, los hitos cronológicos relativos a la evolución del núcleo manzanareño durante sus primeros decenios de existencia.

Son acontecimientos y dinámicas concatenadas que se potencian unas a otras de múltiples maneras, como se tratará a continuación. Como ya ha sido apuntado por numerosos investigadores, no se posee documento alguno ni fecha cierta sobre el origen del castillo de Manzanares, ni del primer poblado que tomó de él su mismo nombre.

La fecha aproximada citada por las Relaciones Topográficas de Felipe II (1579) que sitúa dicha génesis en torno al año 1229, no se sostiene, a la luz de otras informaciones documentadas que nos han llegado. No existe mención alguna, ni del castillo ni del poblado, en documentos referentes a la zona con anterioridad a mediados del siglo XIII. Los escasos datos disponibles (pero fiables al 100%) para la zona en esos años, muestran una situación que no corresponde para nada con el testimonio que aporta el citado cuestionario de época filipina. Así, la concesión de término a la santiaguista Alhambra (colindante con este espacio), otorgado por el rey castellano a comienzos de la mencionada centuria, no menciona en ningún momento el núcleo manzanareño.

Tampoco registran su existencia las delimitaciones realizadas por la orden de Calatrava con el Hospital de San Juan y con Santiago en los años 1232 y 1239 respectivamente. Ambas fronteras coinciden parcialmente con la línea trazada por el actual término municipal manzanareño. La ausencia de mención podría venir justificada, en el primero de los casos, por la distancia existente entre Manzanares y el enclave alhambreño, pero sería un argumento inconsistente para defender tal ausencia en los documentos sellados que fijaron las fronteras o los deslindes entre las órdenes militares en el segundo caso.

Esta delimitación, tal y como se describe en el documento, pasaría, demasiado cerca del núcleo manzanareño (véase mapa: Término de Alhambra), como para que dejase de ser registrado en ella. Este acuerdo, sin embargo, sí recoge Moratalaz y otros asentamientos menores de población como “el Argamasiella que es so la Membriella”, Aberturas, la propia Membrilla o Fuente del Peral, y este hecho hace más difícil pensar que hubieran ignorado o pasado por alto a propósito un elemento tan representativo del territorio como era un castillo o un poblado, por pequeños que estos fueran.

La ausencia de mención explícita del posible castillo o núcleo poblado de Manzanares, y el registro de otras entidades menores de asentamiento humano, como se ha indicado, inducen a sostener como más probable hipótesis que este espacio estuviera ocupado por una nebulosa de pequeños asentamientos dispersos (abrevaderos y descansaderos de pastores) o bien explotaciones agrícolas aisladas (almunias) de época islámica, vagamente dependientes del poblado de Moratalaz, en buena medida desestructurados desde la conquista cristiana de esas tierras y que experimentarían los efectos del acuerdo de deslinde del año 1239 entre santiaguistas y calatravos. Parece que en sus respectivos territorios, cada orden llevó a cabo una reorganización de población de los alrededores. Es decir, a partir del 4 de septiembre de 1239 quedó abierto un proceso de congregación de población que hacía necesario contar con infraestructuras para llevarlo a buen puerto.

Por las razones expuestas, la existencia del castillo y del núcleo poblado de Manzanares no lo podemos situar antes del año 1240. La construcción del enclave castral hay que ponerlo en relación directa con la referida delimitación o partición de términos de 1239 y con la necesidad que se presentaría a los calatravos de crear en su nuevo espacio un elemento representativo de su dominio que funcionase no sólo como un símbolo de poder, sino también como centro de control y administración del mismo, así como un refugio seguro para acoger a la población civil allí asentada en caso de peligro o ataque.

Frente a este castillo quedaría situado, a menos de una legua de distancia, el poblado de La Membrilla y el castillo del Tocón en el lado santiaguista. De esa forma, es más que probable que en los años inmediatamente posteriores a 1239, la orden de Calatrava ordenara la construcción de un castillo en la misma frontera para servir de elemento aglutinante de la población creada al calor y cobijo de sus murallas. Pasados los años, en 1284, el castillo se convertirá en la sede de la encomienda calatrava de Mançanares.

Plano 1                          Término de Alhambra en 1217 y la posición actual de Manzanares

El territorio santiaguista contaba ya con una infraestructura perfectamente definida, cuya sede, el castillo del Tocón (existente desde época islámica) fue un verdadero centro organizador que agrupó a los diversos núcleos de poblamiento de su entorno.

Por ello, los calatravos decidieron levantar un homólogo en su zona de dominio, una vez partidos los términos, en posición de similar inmediatez respecto al límite fronterizo que el referido poblado santiaguista de La Membrilla y su castillo, El Tocón, puesto que el centro del que dependería ese sector calatravo, Moratalaz, se hallaba ubicado demasiado al interior, muy distante como para poder llevar a cabo funciones simbólicas de dominio. Así, el origen de Manzanares como núcleo de población, debiera asociarse directamente a las intenciones de la orden de Calatrava y al castillo que allí establecen.

Este elemento de fortificación castral, centro de poder y de administración de la orden, ejercería una función de “congregare populationem”, aunque con escasa consistencia y operatividad en un primer momento. Es lógico pensar que la función organizadora de la fortificación situada en la zona santiaguista fuese vista como algo más natural y que la población islámica dispersa por la zona optase por trasladar su ubicación a ella, pese a seguir cultivando y usufructuando sus antiguas propiedades en los campos circundantes.

Los términos del acuerdo sellado en La Membrilla el 4 de septiembre de 1239 entre las órdenes militares de Calatrava y Santiago, se manifiestan con la suficiente flexibilidad como para poder llevarlo a cabo de esa manera. Probablemente esto fue la causa de que en Manzanares no se constituyese una aljama islámica para recoger a esta comunidad, al contario que ocurrió en otras localidades cercanas como Villarrubia, Daimiel, Bolaños o Almagro. En cualquier caso, puede ser considerado como un indicador de la limitada capacidad de dichas infraestructuras para atraer miembros de esa minoría.

Otros indicios, como lo tardío de la definición de su término jurisdiccional, aspecto que será abordado más adelante, apoyan esta idea.

A pesar de las dificultades iniciales, Manzanares contará con dos factores muy importantes para generar riqueza y llegar a consolidarse como lugar de población y sede de una administración territorial de la orden de Calatrava a finales del siglo XIII.

Por un lado su constitución como centro comendatario a partir del año 1284, hará del lugar de Manzanares un centro receptor de rentas y generador de actividad económica para la orden. Por otro lado, su crecimiento debe ponerse en relación directa con una circunstancia que, a partir del año 1273, adquiere especial relevancia en este territorio: la creación del Honrado Concejo de la Mesta por don Alfonso X, rey de Castilla y León, una asociación nacional de pastores que establecerá una serie de normas y privilegios reales para organizar el movimiento de rebaños y ganados por las vías pecuarias a través de un sistema de cañadas y veredas que regulan el paso del ganado lanar trashumante.

Uno de estos ramales atravesará la población manzanareña de norte a sur, uniendo en su término la cañada real soriana con la cañada real conquense.

Pilón

Pila o pilón de piedra y pozo de agua para abrevar al ganado

LA CONSTITUCIÓN DE LA ENCOMIENDA DE MANÇANARES

La trayectoria de la encomienda manzanareña está estrechamente relacionada con el centro de población que generó, aunque ambas siguen una trayectoria diferenciada.

La construcción del castillo marcó un cambio en el centro de gravedad organizativo de este espacio, que fue reforzado por la constitución de una encomienda en este enclave a finales del siglo XIII.

Nada más terminar las obras del centro castral, la orden de Calatrava puso en él a un freire como alcaide, el cual debía encargarse de organizar la defensa, cobrar las rentas, administrar justicia, repoblar el lugar con colonos y gobernar en nombre del Maestre.

Con posterioridad, sobre esta base, se configuraría la sede de la encomienda calatrava. Así, los documentos de la orden registran la existencia de un comendador desde 1284, siendo el primer comendador calatravo de Mançanares don frey Blasco Núñez.

No es casual que se constituyera a finales del siglo XIII y en este enclave en particular. La creación de la encomienda de Mançanares se enmarcaría dentro de una iniciativa mucho más amplia, que buscaba la constitución de centros comendatarios en núcleos periféricos al Campo de Calatrava: Valdepeñas o Villarrubia entran en este grupo, surgiendo al mismo tiempo que la encomienda de Manzanares.

Por otro lado, el hecho de que este nuevo centro comendatario se situara en una periferia y no en el centro más importante de población existente en aquellos momentos (la ya citada Moratalaz, apenas a 5 Km al oeste de Manzanares), muestra un segundo objetivo en la actuación de la Orden: la intención de romper con la estructura espacial anterior.

Por último, la elección del enclave también podría ponerse en relación con el hecho de que, es a finales del siglo XIII y principios del XIV, cuando se produce el gran auge de la ganadería lanar en el reino castellano, boom al que no es ajena la orden de Calatrava.

En este contexto, Manzanares se encontraba situado en un enclave privilegiado, al ser un auténtico nudo de vías pecuarias donde se unían las cañadas conquense y soriana, conectando las altas tierras castellanas con los valles de Alcudia y de los Pedroches.

Esta oportunidad de negocio sería aprovechado perfectamente por la orden de Calatrava, que buscaba controlar y beneficiarse no sólo de este tráfico estrictamente ganadero y trashumante, sino también de la actividad comercial que acompañaba al movimiento de personas y rebaños de ovejas en su travesía por las tierras manchegas dos veces al año.

LA CREACIÓN DE UN TÉRMINO PROPIO

Como se ha podido observar, la trayectoria de Manzanares es cuando menos atípica: centro de encomienda desde finales del siglo XIII, no consolida su estructura concejil hasta mediados del siglo siguiente y, lo que resulta más sorprendente, ninguna de las dos parecen haber acabado de establecer jurisdicción sobre un espacio propio que fuese más allá de una estrecha franja en los alrededores del núcleo hasta bien entrado el siglo XV.

El crecimiento de la población manzanareña y la proliferación de conflictos fronterizos que ello conllevó, llevaría a que, a lo largo del siglo XV se tomen una serie de medidas conducentes a la definición de un término propio para Manzanares.

El proceso de establecimiento y confirmación del término se extiende entre 1430 y 1480, incorporando en el mismo otras delimitaciones anteriores que afectaban tangencialmente al proceso.

El término resultante que se concedió al concejo, por otro lado, no coincide con el que presenta el municipio de Manzanares en la actualidad (que es resultado de la incorporación en algún momento posterior del término de Moratalaz), sino que es significativamente más pequeño.

Esto implica que el aprovechamiento de los términos comunes de Moratalaz y Aberturas, así como con Membrilla, debieron seguir siendo un factor importante para sus pobladores, incluso después de la definición espacial del término propio.

Como ya se ha indicado con anterioridad, la trayectoria hasta la concreción del espacio manzanareño fue compleja. En primer lugar, entre otros factores, porque estuvo sometida a una serie de condicionantes, que la marcaron tanto en el ámbito cronológico como en el espacial. Sobre los primeros, ya se ha hablado más arriba, por lo que la atención recaerá sobre todo en los segundos.

El primero es la división territorial acordada entre las órdenes de Santiago y Calatrava, que permaneció estable en el tiempo. Por otro lado, también influyó la existencia de otras poblaciones que se consolidaron con anterioridad a Manzanares, sobre todo el caso de La Membrilla, situada a escasos 3 Km al sudeste (es decir, a menos de 1 legua), y las delimitaciones que se habían efectuado sobre la base de esas otras poblaciones.

El término de Manzanares vendrá definido principalmente por su posición periférica.

Es un lugar excéntrico respecto al Campo de Calatrava, físicamente en la linde jurisdiccional entre esta institución y la Orden de Santiago. También se encuentra desplazado respecto a los centros de población que organizaban el espacio desde tiempo atrás, al menos hasta el siglo XIII y posiblemente hasta mediados del XIV: Moratalaz, al oeste, y Aberturas, al sur, ambos con un término ya definido cuando se procede a crear los límites manzanareños.

La delimitación de los términos de Membrilla se había fijado “a grosso modo”, en 1239, en el acuerdo entre Calatrava y Santiago, cuando se establece en este sector, los mojones de la Fuente del Peral, el “Argamasiella que es so la Mienbriella”, el Pozo del Ciervo y el que va camino a Peñarroya (en poder de la orden hospitalaria de San Juan).

La línea imaginaria que une estos puntos amojonados y encalados, será respetada desde este momento en adelante, limitándose las actuaciones posteriores a perfilar con mayor detalle los espacios por ellas definidos, conforme la presión de la población sobre los mismos va en ascenso y se hace necesaria una mayor precisión para evitar conflictos.

Plano 2

Acuerdo entre las órdenes militares de Santiago y Calatrava.La Membrilla, 4 de septiembre de 1239. Y posición actual de Manzanares

A MODO DE CONCLUSIÓN

Manzanares apuntaba ya, a finales de la Edad Media, como un enclave de primera importancia dentro de los dominios calatraveños.

Cabeza de encomienda desde 1284 y centro comercial de primera entidad, favorecida por su privilegiada situación en las rutas ganaderas y comerciales bajomedievales, Manzanares seguirá disfrutando de un crecimiento constante durante las épocas moderna y contemporánea, que han sido estudiadas en distintos momentos.

El conocimiento de su trayectoria tardía, pues, parece más o menos claro.

Sin embargo, el análisis de este caso suscita, cuanto menos numerosas dudas.

Entre ellas, las de mayor interés son las que rodean el proceso de concreción espacial de la institución comendataria en época temprana, ya que parece claro, a la luz de los testimonios arriba analizados, que la configuración de la jurisdicción comendataria no fue siempre un proceso inmediato ni simple.

No sólo esto, sino que la ausencia de interés en crear dicha jurisdicción, al menos en este caso, parece indicar que la orden de Calatrava no tenía una orientación económica centrada o basada únicamente en las rentas agrícolas, sino más bien, buscaba sus ingresos en el tráfico trashumante y en las rentas que este gran negocio le generaba.

Es más que probable que esta dificultad esté en relación directa con el posicionamiento

manzanareño en la periferia de los territorios calatravos y convendría en un futuro plantear si se trata de un caso aislado o se puede insertar en un fenómeno más amplio.

Manzanares lograría suplir sus necesidades aprovechando la permanencia de la estructura poblacional anterior, la que fuera creada a mediados del siglo XIII, y el gradual despoblamiento de los centros poblacionales cercanos (Moratalaz y Aberturas), coincidiendo con su ascenso, pero su formación y crecimiento no tendría reflejo territorial.

Esta carencia de término propio plantea numerosos interrogantes sobre las competencias del concejo del lugar y posterior villa, y el peso que esta carencia tendría en su desarrollo. Efectivamente, no cabe duda que las deficiencias en el ámbito territorial acabarían minando el crecimiento de este centro de población periférico, lo cual se intentaría subsanar por medio de esta dotación de términos y por una subsiguiente iniciativa para fomentar el asentamiento de nuevos vecinos y colonos en el núcleo, dando un impulso definitivo a la consolidación de la misma. Como se puede comprobar, el caso de Manzanares es problemático, en tanto que plantea gran número de interrogantes que al presente no se pueden responder debido a la falta de documentos.

 BIBLIOGRAFÍA

GARCIA-NOBLEJAS J.A., “Estudio crítico sobre el origen y nombre de Manzanares en el Campo de Calatrava”.

CORCHADO SORIANO M., “El Campo de Calatrava. Los pueblos y sus términos”.

RODRÍGUEZ-PICAVEA MATILLA E., “Los señoríos de la Orden de Calatrava (siglos XII-XIII)

“Fortalezas y organización territorial en el Campo de Calatrava (siglos XII-XV)”.

RELACIONES HISTÓRICO-GEOGRÁFICAS DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA HECHAS POR INICIATIVA DE FELIPE II (1579).

BULARIO DE LA ORDEN DE CALATRAVA.

Carta del 4 de septiembre de 1239. Acuerdo entre las órdenes de Calatrava y Santiago.